Chapter 1.
Una gota de sudor frío le recorrió la frente, le bordeó la cara y terminó cayendo por su mejilla, perdiéndose entre su ropa al caer. Se pasó la mano por la frente para sacar el rastro molesto de agua que la gota había dejado y golpeó con fuerza la mesa, apoyando ambas palmas contra la madera.
- Por favor.—escuchó que susurraba una voz temblorosa—Por favor no.—escuchó que la voz repetía
- ¡Que calles he dicho!—gritó con fuerza separándose de la mesa
Todo volvió a quedar en silencio. Las agujas del reloj marcaban la media noche, y el movimiento de las mismas era el único sonido audible en la inmensidad de la casa. Pasó su dedo índice por el filo del cuchillo, una y otra vez hasta cortarse apenas un poco y pos descuido. Lamió la poca sangre que goteó su piel y tomó el objeto desde el mano, con mano firme y decidida. Se acercó con lentitud, sintió como la respiración de la muchacha comenzaba a aumentar y las lágrimas volvían a brotar con desesperación de sus ojos.
Se acercó. Uno, dos… y todo se volvió negro.
…
Había mordido con tanta fuerza su labio que este no había parado de sangrar en todo el camino de regreso, tal cual su dedo hacía un rato atrás. Metió las manos en el bolsillo de la chaqueta que llevaba y tanteó las llaves, que después retiró para proceder a abrir la puerta. Estaban todas las luces apagas excepto una, el velador del comedor.
- Te estuve esperando—susurró la voz de la muchacha
- Lo… lamento, no pude llegar antes—atinó a responder. Colgó la chaqueta en el perchero y se acercó a besarle la cabeza con dulzura—Lo lamento—repitió
- ¿Y donde diablos estabas? Digo, si se puede saber—la castaña volteó sobre el sillón para mirarlo directamente a los ojos
- En lo de Danny—respondió de manera casi automática—¿Donde mas podría haber estado?
- No lo se…--dudó ella—No lo sé
- Vamos Rhea, sabes que no tengo muchos lugares para ir.
- Si—afirmó mientras se paraba y asentía a la vez—Lo tengo muy claro, pero últimamente desapareces mucho Harry.
- Tranquila—volvió a besarla pero esta vez en la mejilla—Mira—sacó casi de la nada un ramo perfectamente armado
- ¿Tulipanes?—preguntó la chica arqueando una ceja a la vez que sostenía las flores, el negó con la cabeza—¿Entonces?
- Tulipanes si… rojos.
La muchacha sonrió, dejó las flores en el sillón en el que hasta hacía unos minutos estaba sentada y lo abrazó con firmeza. El tardó en responder, mas por lo insensible que estaba que por otra cosa. Ella besó su barbilla y se alejó por las escaleras, no sin antes poner las flores en un tubo con agua.
Si tan solo supiera que podía ser que no despertase en la mañana, si tan solo supiera la clase de persona que el era, si tan solo supiera que esas flores no fueron más que ‘tomadas prestadas’ de una casa ajena en la que había hecho daño. Si tan solo ella supiera que estaba viviendo con un terror andante, un imbécil… un asesino.
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